viernes, 3 de marzo de 2017

Desarrollo de la Imagen N°5: La pintura en el antiguo Egipto.





El historiador de arte y académico austriaco Ernest Gombrich sostenía que no se puede asegurar que la historia del arte comenzara en las Cuevas de Altamira o entre los aborígenes de América, pues no existe una unión entre esos extraños comienzos y nuestros días. Pero sí hay una tradición directa que pasa del maestro al discípulo al admirador o al copista, que relaciona el arte con nuestro tiempo.
Y es precisamente esta tradición de legar los conocimientos del maestro, en un arte a su discípulo, lo que hace necesario prestar atención a la cultura egipcia. Fueron ellos los que enseñaron a los griegos a utilizar la pintura como un registro visual y de todos es sabida la importancia que han ejercido los griegos sobre nuestra cultura.

Los pintores egipcios poseían un modo de representar la vida real completamente distinto al nuestro, se piensa que esto se relaciona con la diferencia de fines, que inspiró sus pinturas. En ellas no era lo más importante la belleza sino la perfección, la misión del artista era representar todo tan claro y perpetuamente como fuera posible.
Estos artistas estaban al servicio del Faraón, que era un representante del sol en la tierra, una divinidad que exigía que la reproducción de su imagen y la de su entorno fuera perfecta. Por ello debieron representar la figura humana de una forma que fuera lo más fiel posible a la realidad que conocían; esto los llevó a descubrir que la cabeza se representaba mejor cuando se dibujaba de perfil, y así lo hicieron, para luego colocar en los rostros de perfil los ojos, en forma frontal. Posteriormente dibujaron la mitad superior del cuerpo, los hombros y el tórax vistos de frente, puesto que así podemos ver mejor como cuelgan los brazos del tronco. Pero los brazos y los pies en movimiento son observados con mayor claridad lateralmente.
Por esta razón los egipcios, aparecen en diferentes pinturas, representados de una manera tan extrañamente plana y contorsionados.
No se debe pensar que los artistas egipcios creyeran que las personas eran así, como las vemos en sus dibujos, sino que simplemente se limitaban a seguir una regla que les permitía insertar en la forma humana, todo aquello que consideraban importante.
No dibujaban la naturaleza tal como ésta aparece, desde un punto de vista fortuito, sino que dibujaban guiándose por escritas normas que aseguraban la perfecta claridad de todos los elementos de la obra. Lo cierto es que el arte egipcio no se basa en lo que el artista pudiera ver en un momento dado, sino en lo que él sabía que pertenecía a una persona o escena



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